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RESULTADOS DE LA PANDEMIA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: LOS RICOS MAS RICOS Y LOS POBRES MAS POBRES

Un reciente artículo publicado por Luis Felipe López-Calva, Subsecretario General Adjunto de la ONU y Director Regional de América Latina y el Caribe, ha mostrado que el número de ricos y también las fortunas agregadas de éstos, se habrían incrementado casi en un 40%, esto en un parámetro de tiempo comprendido entre marzo del 2020 y mayo de este año.

La crisis que ha golpeado al planeta y fundamentalmente a África y a América Latina y el Caribe (ALC), ha dejado claro que las personas que se encontraban mejor preparadas para recibir a la pandemia eran las que contaban con mayores recursos económicos; sin embargo, en los hechos no solamente han podido defenderse mejor, sino que también han logrado acrecentar fortunas y, por ende, incrementar sus niveles de consumo en la mayoría de los casos, esto también ha provocado en los países un análisis respecto a cómo enfrentar las desigualdades que se han ensanchado prácticamente en todas las naciones de Latinoamérica, en específico.

Según la revista Forbes, los más ricos en ALC han incrementado sus fortunas agregadas de 284.000 millones de dólares a 448.000 millones, concentrados en 105 multimillonarios; otro dato que también es bastante esclarecedor a la hora de entender las desigualdades en Latinoamérica, es que el 1% de la población superior de la distribución de los ingresos, captura el 27% de todos los ingresos nacionales antes de impuestos.

En el otro lado de la balanza se encuentran los más pobres, que conforme las estimaciones del Banco Mundial, se ha proyectado un aumento de la pobreza extrema en ALC, del 24% en 2019 al 27,6% en 2021, esto resulta ser un hecho que llama poderosamente la atención, especialmente para nuestro continente, dado que en los últimos años los gobiernos habían mostrado interesantes resultados en lo que respecta a poder reducir los porcentajes de la población que se hallan en umbrales de pobreza; en este sentido, el nuevo viraje de las estadísticas ha puesto a los países a analizar cuál es el contexto y la estructura misma de sus políticas sociales y el impacto de éstas en una sociedad que se ve afectada por eventos poco controlados como la pandemia.

En 2020, en Bolivia, la pobreza moderada aumentó de 31,1% a 37,5% y la pobreza extrema de 12,1% a 14,7%, según las estimaciones de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), esto después de un gobierno de transición que fue marcado por problemas que tienen que ver con hechos de corrupción y mal manejo de la pandemia; además de extremar esfuerzos para poder cambiar el modelo económico implementado por sus antecesores, buscando beneficiar a actores privados y desplazando la inversión pública. Los resultados del ejercicio de política pública realizados por los transitorios, no se dejaron esperar en lo que respecta a los indicadores sociales, existe un estrepitoso asenso del porcentaje de personas que vuelven a recaer en pobreza.

La respuesta a los altos índices de desigualdad está siendo una discusión que se plantea a los más altos niveles de decisión del planeta, un ejemplo son los importantes progresos dados por el G7 para acordar un impuesto mínimo global a las multinacionales. En Bolivia, un primer ejercicio de política pública referido a este tema, ha tenido que ver con las recaudaciones que se dieron por el impuesto a la riqueza, el mismo habría superado las expectativas y, pese a críticas poco fundamentadas, los resultados son alentadores.

El impuesto a la riqueza, el Bono Contra el Hambre, entre otras acciones del Gobierno de Bolivia, responden a una estrategia de orden mundial que busca construir una nueva normalidad, donde todos los gobiernos del mundo vuelvan a centrar sus esfuerzos y reencaminen sus políticas en la búsqueda de tener sociedades más equitativas y justas.

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