
18 de noviembre 2025 .- A medida que se consolidan los primeros meses del nuevo gobierno, una lectura fría y analítica del panorama nacional permite identificar a un actor que, pese a no haber ganado en las urnas, ha logrado posicionarse como el mayor beneficiado del proceso electoral: Samuel Doria Medina. Aunque quedó tercero en la primera vuelta, hoy co-gobierna de manera decisiva junto al presidente Rodrigo Paz Pereira, controlando áreas estratégicas del Ejecutivo y desplazando a figuras clave como el propio vicepresidente Edman Lara.
La evidencia es concreta. Diversos miembros del círculo más cercano a Doria Medina han sido posesionados en ministerios de alta relevancia. José Luis Lupo dirige la cartera de la Presidencia, mientras que Espinoza ocupa el Ministerio de Economía y Finanzas, dos posiciones que no solo manejan la relación interna del Gabinete, sino también la orientación económica del país. A esto se suma la llegada de otros colaboradores de confianza a viceministerios y áreas técnicas, consolidando un esquema de influencia que, en la práctica, da a Doria Medina un rol protagónico en la toma de decisiones.
En contraste, Edman Lara —quien fue pieza fundamental para que Rodrigo Paz Pereira llegara a la Presidencia— aparece cada vez más desplazado. Analistas y voces internas del propio oficialismo aseguran que Lara ha sido marginado de espacios determinantes y que su presencia se ha reducido a un rol meramente simbólico dentro del gobierno.
Algunos incluso lo califican como un “florero”, una figura decorativa en un Ejecutivo donde el peso político real lo ejerce la estructura de Doria Medina.
Surge entonces la pregunta clave: ¿habría alcanzado Rodrigo Paz Pereira la Presidencia sin el apoyo de Edman Lara? Sectores afirman que no, que Lara aportó el empuje electoral decisivo que permitió a Paz posicionarse con fuerza en primera vuelta.
Sin embargo, la segunda vuelta modificó el equilibrio. Rodrigo Paz optó por privilegiar la alianza con Doria Medina, una decisión que no solo le garantizó apoyo parlamentario, sino también solvencia política para gobernar.
Incluso cuando otras fuerzas, como la bancada ofrecida por Tutu Quiroga, mostraron disposición de respaldo, el Presidente apostó firmemente por Doria Medina, marcando un rumbo claro de cogobierno.
El tiempo dirá si esta estrategia fortalece o debilita al mandatario. La ruptura con Edman Lara —ahora pública, profunda y cada día más evidente— podría pasarle una factura política seria. Por ahora, el único ganador indiscutible del nuevo tablero es Samuel Doria Medina, quien ha logrado convertir una derrota electoral en una victoria estratégica que redefine el poder dentro del Ejecutivo.



