El Gobierno de Luis Arce Catacora, convoca a la unidad del pueblo y el MAS “la derecha busca dividirlos”
Nuestra Revolución Democrática y Cultural, y la re fundación de Bolivia en Estado Plurinacional son resultados de una larga acumulación de fuerzas protagonizadas por la lucha de los pueblos y clases oprimidas contra el colonialismo externo e interno, y todas las formas de exclusión, dominación y explotación.
Luego de una larga resistencia indígena originaria campesina, obrera y popular que costó la vida de muchas de sus hijas e hijos, logramos derrotar a las dictaduras militares y fascistas, que sembraron el terror durante 18 años, y posteriormente al neoliberalismo, que no solo entregó a intereses extranjeros nuestros recursos naturales, sino también nuestra dignidad y soberanía nacionales.
De la misma forma, nuestro Instrumento Político, producto de una larga gestación, es fruto de la lucha unitaria antiimperialista, anticapitalista, anticolonial, antineoliberal y antipatriarcal, de las organizaciones indígenas originarias campesinas, y que logra aglutinar al movimiento obrero, a intelectuales, artistas, estudiantes, profesionales, bolivianas y bolivianos comprometidos con nuestra Patria, y a diversas organizaciones populares y fuerzas de izquierda, hasta convertirse en el instrumento político más grande de la historia de Bolivia.
Desde su fundación como Instrumento Político, y luego de su irrupción como Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), la derecha nacional e internacional nos han identificado como el objetivo estratégico a destruir.
Nuestro Instrumento Político es una obra colectiva del pueblo, que le costó vidas y muchos sacrificios. Dentro de ella, es indiscutible y fundamental el liderazgo del hermano Evo Morales Ayma en la conducción del MAS-IPSP, en la Revolución Democrática y Cultural, la construcción de nuestro Estado Plurinacional, de una Patria Grande digna y soberana, y en la lucha inclaudicable por una sociedad con justicia social.
Desde la victoria del MAS-IPSP en 2005, nuestro país vivió profundas transformaciones en beneficio del pueblo boliviano: en lo político re-fundamos nuestro Estado, en lo económico nacionalizamos nuestros recursos naturales estratégicos y en lo social, redistribuimos la riqueza que antes se concentraba en pocas manos.
Sin embargo, en noviembre de 2019, las fuerzas conservadoras nacionales, con el apoyo de la derecha internacional, gestaron un golpe de Estado en nuestro país. El objetivo final siempre fue la restauración de la república colonial y la restitución del modelo neoliberal, para saquear nuestro Estado, privatizar nuestros recursos naturales y volver a la concentración de la riqueza en pocas manos.
Luego de 37 años de democracia, el pueblo padeció las consecuencias de esa ruptura constitucional. El gobierno de facto perpetró masacres, ejecuciones sumarias y terribles violaciones a los derechos humanos, persecuciones, criminalizaciones, atentados a la libertad de expresión, torturas y detenciones ilegales.
En todo momento se pretendió proscribir al MAS-IPSP, asimismo se persiguió y atentó contra la vida de los candidatos a las elecciones nacionales, así como de los dirigentes de organizaciones sociales.
Nuestra campaña fue la más difícil que enfrentamos desde el nacimiento de nuestro Instrumento Político; teníamos mucho en contra; pero a nuestro lado siempre estuvo lo más importante, el apoyo del pueblo. Nunca nos sentimos solos. Recorrimos Bolivia, unidas y unidos no solo rompimos el miedo que pretendía tomar nuestra Patria a punta de balas, sino que movilizamos la esperanza, ondeando nuestra wiphala, orgullosas y orgullosos de lo que somos, de nuestras raíces, de nuestras culturas y de nuestra historia.
Las organizaciones sociales, la militancia de nuestro Instrumento Político, en el campo y en las ciudades, pese a la persecución y a los cientos de procesos judiciales arbitrarios e ilegales que se iniciaron, así como al uso de las fuerzas policiales y militares que apuntaban contra el pueblo, con admirable valentía y heroicidad se levantaron para reconducir la historia.
Luego de varias postergaciones de las elecciones por parte del gobierno de facto que utilizaba la pandemia como excusa para prorrogarse en el poder, gracias a la gran movilización de agosto de 2020, el 18 de octubre se llevaron adelante las elecciones nacionales, y contra todo pronóstico de la derecha nacional e internacional, así como de su poderoso aparato mediático, el MAS-IPSP obtuvo nuevamente la victoria con un contun-
dente 55%.
La génesis de nuestro gobierno nacional y el éxito de la recuperación de nuestra democracia intercultural (directa, participativa, comunitaria y representativa), fueron la movilización unitaria de las organizaciones sociales y del pueblo.
Esto nos enseñó, una vez más, que la unidad y movilización del pueblo es el sostén, la razón de ser y la base concreta y real de nuestra Revolución Democrática y Cultural.
Desde que asumimos nuestro gobierno enfrentamos una profunda crisis económica y social, producto de la pésima gestión del gobierno de facto y una mala administración de la pandemia. Asimismo, los intentos desestabilizadores por parte de quienes se llenan la boca hablando de democracia y no aceptan la victoria del pueblo en las urnas, no cesaron.
La victoria del MAS-IPSP es un mal ejemplo para los golpistas de aquí y de otros países, y por eso no se detendrán en sus intentos de acabar con nosotros.
En este sentido, han reforzado las tácticas no convencionales utilizando todo el poderío de la guerra multidimensional, a la espera de
lograr la implosión de las fuerzas internas de nuestro Proceso de Cambio.
Quieren dividirnos para vencernos porque saben
que unidos somos invencibles. Y por esta razón es que la agenda mediática que se pretende instalar, pasa por posicionar divisiones en el MAS-IPSP.
Cuidar la unidad por sobre cualquier discrepancia interna para conservar las conquistas logradas por el pueblo boliviano, cumplir con el mandato que nos fue dado, profundizar lo que se hizo bien y rectificar los errores, es algo que como gobierno no dejaremos de hacer.
Los retos para vencer los efectos de la crisis multidimensional que heredamos en octubre de 2020 no se han agotado y en unidad tenemos la
responsabilidad histórica de superarlos. Las tensiones internas siempre han existido y existirán en los procesos revolucionarios, más aún en un Instrumento Político que aglutina a millones; pero su desarrollo debe derivar en un debate fructífero y de resolución democrática de las contradicciones para enfrentar, aunque con enfoques diversos, las amenazas que nos acechan. Los problemas de la democracia intercultural siempre deben resolverse con más democracia.
Desde noviembre de 2020, nuestro gobierno nacional asumió como mandato central del pueblo: la continuidad de la Revolución Democrática y Cultural. Por ello, con lealtad y consecuencia hacia nuestro Instrumento Político y con inagotable trabajo junto al pueblo, estamos cumpliendo el Plan que comprometimos ejecutar para reconstruir nuestra Patria.
Los importantes resultados económicos y sociales que en un año y pocos meses hemos alcanzado no son producto de un piloto automático, de precios de las materias primas o de un efecto rebote.
Tenemos un Plan y hemos retomado el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, que explica haber transitado de la crisis en la que nos sumió el gobierno de facto a la senda de la estabilidad y crecimiento económico con justicia social.
La experiencia nos ha enseñado, que cada proceso revolucionario tiene sus propias características que emergen de realidades concretas, tiene formas de manifestarse y por supuesto tiene aciertos y errores, pero siempre exige a las revolucionarias y revolucionarios anteponer los intereses colectivos a los individuales.
No asumir una posición autocrítica frente a ellos, hace que las manifestaciones negativas de nuestros errores aparezcan magnificadas por la oposición y multiplicadas por la acción mediática.
La derecha, al no tener un proyecto alternativo que ofrecer a nuestro país, vive de su antimasismo y se alimenta de nuestras contradicciones. Por ello, es una posición patriótica y revolucionaria cuidar la unidad como lo más preciado para el pueblo.
La división dentro del campo popular siempre ha facilitado la tarea de quienes quieren hacer retroceder la rueda de la historia hacia la restitución de la república colonial y el modelo neoliberal, entreguista de nuestros recursos naturales a intereses extranjeros, dejando migajas para las hijas e hijos de nuestra Patria.
Unidad, unidad y más unidad, es la garantía de la continuidad y la consecución de logros estratégicos de nuestra Revolución Democrática y Cultural.
Por ello convocamos a las organizaciones
sociales que forman parte del Pacto de Unidad, a la Central Obrera Boliviana, a las diversas organizaciones populares, a toda la dirigencia y militancia del MAS-IPSP, y a las fuerzas políticas de izquierda; a que trabajemos sin descanso desde el lugar en el que nos encontremos, por la unidad del pueblo, y por la estabilidad política, económica y social que nos permitirá consolidar una Patria digna y soberana para todas y todos los bolivianos.
Honremos a las mujeres y hombres mártires de la liberación nacional, de la democracia intercultural, del socialismo y del horizonte emancipatorio de los pueblos indígena originarios: el Vivir Bien.
Retribuyamos con unidad, madurez política y responsabilidad histórica, el sacrificio de quienes con su sangre, recuperaron la democracia del pueblo y para el pueblo.
GOBIERNO NACIONAL DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA